viernes, 8 de octubre de 2010

El SantuAriO...! 05/10/10 by Jorge Sors.

El SantuAriO...! 05/10/10 by Jorge Sors.


 Esa mañana fuerte golpeaban sobre el auto las notas en discordante percusión de la desprendida lluvia, que nublaba mi visión y ensordecía mis sentidos, entre distraído y preocupado avanzaban mis pensamientos, sabiéndome responsable de una larga jornada, pero impedido de avanzar por tan notoria distorsión. Se deshacían ante mis ojos impetuosas montañas de grava, arena y arcilla, ahora difusas en viscoso fango, arrastrando en su borrasca y desespero toda partícula a su implacable paso. Desde mi refugio a lo lejos contemplaba el platino inmenso disperso a sus anchas aun ensombrecido y apaciguado de brillos por las negruzcas nubes que lo dominaban. Destellos y descargas de fulminante poder se blandían frente a mí, golpeando sin prudencia ni reparo a voluntad a los brazos extendidos de la tierra madre, entre follaje y reverdecidos brotes que a su paso eran arrancados. Tantos matices de ira y llanto supremo, proveniente de lo alto, me transporto en un viaje interior de un silencio profundo que me aisló de mi redor, y contemplando mis pupilas lejanas aquella muestra descontrolada me sumí en un profundo trance. Pude abstraerme tanto dentro de mi mundo, que llegue a encontrar lo que llamaría el santuario. Allí calmada mi sed y mi desesperación, mi angustia y mi pena se ahogaron silentes en el más profundo espasmo desarraigándose y muriendo. La mente en blanco, los tímpanos sellados, ya nada me perturba estoy en paz. Allí me involucro en un histriónico avanzar de sucesiones y regresiones, presente y pasado se conjugan, arrastrándome por suaves corrientes batiéndose en mi memoria. Visite aquellos lugares que me dieron su luz y su remanso en el debido momento de encontrarme en su presencia, y estuvieron a mi lado aquellos seres perpetuos que permanecen aun  ausentes pues fueron maestros, amigos y hermanos. Volví a mi Dios y le dije gracias por este momento, ya estoy listo para seguir adelante y regresar, pero no me abandono de tu compañía, sigo en mi terrestre recorrido, pero te tengo presente en cada paso que apuntalan mis pies. Se redujo el iris, se contraen las pupilas, se confunden y se mezclan salvajemente de nuevo los sonidos, de un espasmo caigo a la vida de nuevo y la saliva invade mi boca y ahoga mi garganta. Ya no llueve pero ahora tengo majestuoso ante mí, un mar azul y a veces con tonos grana que sonríe sabiendo ocultas mis pasiones y mis viajes. He vuelto del santuario, y es como volver a él.

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