martes, 29 de marzo de 2011

FUgaCES InstANtes ViVidOS a PleNitUD…!

FUgaCES InstANtes ViVidOS a PleNitUD…!
By Jorge Sors. 29.03.11


Sentado a obscuras y rodeado de un silencio abrumador por su sórdida carencia de vida aparente y la muestra de una inercia silente a mi redor contemplaba las sombras que borrosas y difusas se disipaban ante mis ojos, mi mente se abstrajo del entorno por completo y en mi introspección me pregunto ¿Qué será de la vida misma si simplemente la dejamos actuar a voluntad y dejamos de preocuparnos tanto por tratar de adelantarnos a los acontecimientos y ese anhelo que nos carcome tratando de predecir todo lo que vendrá?, llegamos a ser tan exageradamente calculadores que buscamos hasta el pronóstico del tiempo para el día siguiente a ver si alistamos el paraguas desde la noche anterior y buscamos conocer de antemano las noticias que puedan deducir próximas situaciones a ocurrir, y en nuestra mente ya creamos un desenlace, no nos damos cuenta de que matamos la inocencia misma de cada instante y de cada minuto que transcurre, pierde la emoción el hecho de entregarnos al futuro creyendo simplemente que será dichoso aunque nos empeñemos en hacernos adivinos y concienzudos investigadores de lo venidero, es enfermizo darse cuenta de que vivimos insanamente pensando en que haremos luego incluso dejando de lado lo que hacemos justo en este preciso momento, probablemente estés leyendo estas líneas mientras estás pensando que comerás luego, o que pasarán en la televisión en la noche, o si quizá mañana será un buen día para lavar el auto o ir al cine quizá, y es así como se esfuma simplemente esa magia que plena nuestros instantes y nuestros segundos esos que transcurren con cada bocanada de aire que respiramos, que pasaría si en éste instante tomaras tu última bocanada de aire, ¿en qué pensarías si fueras consciente de ello?, ya que estando en conocimiento de esto simplemente sabremos que sólo ese instante tenemos para dedicarle la vida entera y nuestra plena atención porque simplemente será el último y no habrá tiempo de distraernos ambicionando el mañana, es importante reflexionar sobre éstas cosas, nunca te has preguntado que sería lo último que pensó alguien muy cercano a ti que haya muerto, cuales fueron esas últimas imágenes que transitaron por su mente y como transcurrió ese momento, porque allí no había futuro posible, entonces piénsalo y disfruta viviendo a plenitud cada minuto que sigues realizando todo lo que haces con ese traje de piel y huesos que portas ya que al abandonarlo ya no podrás tenerlo de vuelta, con esto no digo que vivas al límite y al filo del riesgo pues igual te vas a morir, ni que te importe nada lo que te depara la vida, lo único es que sepas dedicarte aunque sean 15 minutos al día para disfrutar de un momento pleno vivido al máximo exigiendo al límite cada segundo pues de eso está hecha la vida de momentos.

jueves, 10 de marzo de 2011

PrISiÓN de AnHelOS…! By Jorge Sors. 10.03.11

PrISiÓN de AnHelOS…! By Jorge Sors. 10.03.11

Sácame de la prisión y del recuerdo, enjuga mis oídos con palabras dulces esas que quiero escuchar, amansa mi regazo y dale sosiego a mis turbulentos tormentos.
Recoge mis cadenas y guárdalas lejos de mí, en las encumbradas apariencias de mi rostro se muestra una semblanza de hastío pero con el bálsamo de tus latidos puedes diluir la pesadumbre.
Resquebrajados impulsos todavía me condenan pues anhelo más de lo que existe, universo perverso que tilda de obscuras mis noches y ensombrece la paciencia haciéndola ira.
Donde reposa la sapiencia ahora sólo sobrevuela la impaciencia y me inmortaliza la búsqueda eterna de piedad y deleite. Retumba el asqueado disco de melodías sórdidas en mi mente y espero encontrar regocijo en tu legado.
(http://www.youtube.com/watch?v=gdqkrDivZyk).

miércoles, 9 de marzo de 2011

VaGamEntE lúcido…! By JorgE sOrS. 09.03.11

VaGamEntE lúcido…! By JorgE sOrS. 09.03.11

Que se esconde realmente tras el reflejo que socaba nuestras pupilas, que depara la otra cara del espejo, donde se esconde ese universo maravilloso y perverso donde prepondera la sapiencia real y la lujuria desmedida, a donde viaja la conciencia cuando se sumerge en un embate con la memoria, cuando no podemos discernir entre un recuerdo procesado, uno preconcebido y otro autentico que afecta el proceder, será un virus negativo que guarda entre sus manchas un obscuro momento quizá ese que más deseamos olvidar. Por que las paredes blancas no hablan de sus ausencias y divagan junto a mi asumiendo que podemos fundirnos en un elemento etéreo, porque los techos vacios cuelgan inertes sobre nuestras cabezas y se abandonan como silentes perpetuos cuando buscamos respuestas a nuestros temores y porque la sombra solo se muestra a capricho cuando la luz lascivamente lastima su ojos mórbidos y su sonrisa desencajada, está siempre ahí conociendo más de nosotros de lo que somos capaces de digerir, las grietas de manos ajadas por el tiempo dejan ver las huellas de un desgaste progresivo y los oídos se abruman cuando buscamos melodías reconfortantes que liberen los falsos procederes de una errática locura transitoria, esa que puede embargarnos los sentidos cuando horadamos en el fangoso propósito de la vida misma.
Vemos nuestros pies descalzos y estos nos recuerdan los caminos desgastados y los devenires del pasado, habla la mente desencajada y la imagen que rebota con la luz sobre los fríos suelos y susurra el abandono de los tiempos y recurre a nuestra eterna búsqueda de los porque a todo lo que nos ocurre.
Vacilo entre dos tendencias una disuasiva y progresista y una delirante y apartada, cual llevara al jardín del edén y cual al purgatorio de los mis fuegos. Puede la culpa y la inapetencia ante un banquete servido llevarnos a un bosque obscuro o es el alcohol el elixir que deja efervescentes los pensamientos flotantes que rebosen la copa rota que llevamos en nuestras cabezas esparciendo por el suelo nuestros deseos incumplidos y los avatares de unas horas complejas.
Divagando entre pesares y haciendo un muestreo entre peces muertos busco la causa del enrojecimiento carmesí de los ríos que fluyen por horadadas montañas escudriñando entre piedras y seres irreconocibles su camino, una voz que me susurra al borde de la nuca resopla de forma impaciente esperando las respuestas pero me encuentro ausente, voy ahora paseando por mi bosque animado lleno de duendes y musas que acompañan los anocheceres del invierno en mi cerebro, el mismo que parece tener vida propia y ordenar a voluntad sus caprichos y placeres, reacomodo mi mundo surrealista y comparto unas copas a la mesa de los lores del pecado y la poligamia existencial, están a mi lado Dalí, Julio Cesar (Emperador de Roma), El príncipe del averno quien se funde con el entorno estando muy engalanado y un santo barbado que reclama la serenidad y el recato, Calígula se hurga la nariz, también esta Dante anhelando reparar sobre sus líneas y un perro melenudo que fuma habanos como chimenea, Adolfo me confunde con su bigote particular y su mirada aterradora, La maja desnuda decora la estancia y un cerdo alado devora su manzana de la perdición al unisonó con las piezas alocadas y sórdidas que un procaz demente de cabellos blancos y harapos sucios desperdiga sobre un piano antiguo y dice llamarse Beethoven…es así como me acomodo en mi trono y disfruto de la velada satírica y delirante, espero estar sólo en un sueño.

lunes, 7 de marzo de 2011

Rastros...! Parte 1.

Rastros...! Parte 1.
de Jorge Sors, el El Viernes, 23 de julio de 2010 a las 17:13



Una mañana al fin llegue al lugar de mis deseos embarcado desde la noche anterior en el tren de la esperanza, me pareció tan duro y agotador el viaje como si hubiera durado más de treinta años, poco a poco descendí por la férrea y robusta escalerilla de aquel viejo tranvía sin barandas ni defensas, eso me pareció extraño pero luego me di cuenta de que era muy antiguo este transporte, no llevé casi nada conmigo que me fuera a dificultar el viaje ya fuese por lo pesado o por lo dificultoso de transportar.
Antes de emprender el viaje decidí vender la mayor cantidad de cosas, eso en los días previos a lo que ya he relatado, pero si llevaba a reventar mis bolsillos con gran cantidad de billetes y monedas que obtuve con los remates de aquella gran cantidad de cosas que acaparé durante quien sabe cuánto tiempo, y así pues me dispuse a recorrer mi destino. Anduve por aquella estación un poco gris y desvencijada, pero con toques de modernismo y opulencia a veces rayando excesivamente en arte mundano y obscuro. Subí las escaleras hacia la calle, y allí estaba en un lugar al cual reconocía, rodeado de gente que parecía estar allí, pero era como si fuesen restos de épocas pasadas, dejavu tras dejavu, pasaron por mi mente, pero seguí adelante y me dispuse a gastar y a disfrutar sin medir y sin limitaciones, decidí que como ya lo había hecho en otras ocasiones iba a gastar sin miramientos, y me dirigí hacia lo que me pareció recordar como un antiguo centro comercial o tienda por departamento.
 Aun confuso, por instantes llegaban directo a mis pupilas la penetrante luz del sol que se opacaba transitoriamente por espasmos de nubes y me dejaban continuar mi andar, estuve pues ubicado frente a aquel viejo edificio, entre bodegas, depósitos, vitrinas y anaqueles, eché nuevamente una ojeada a mis bolsillos y dispuse continuar. Recorrí con abrumadora calma todas las rutas que se disponían frente a mí, observe con delicada arrogancia a quienes en mi paso encontraba, tratando de ubicarme en el entorno común a mí pero vacío en el fondo. Tome algunas prendas, como siempre he apreciado esos tonos obscuros que enmarcan cierto recato y poca luminiscencia, repelen las miradas y absorben  poca pestilencia, esa que generalmente rodea y circunda los días cotidianos. Deje parte de mis pertrechos en las registradoras haciendo el canje por estas robustas prendas, por supuesto acompañadas de accesorios que resaltaban por encima de estos lúgubres atavíos. Relojes y anillos brillantes que tanto lucen y deslumbran a otros y atraen la atención de indeseados seres. Comprobando que aun quedaba una buena cantidad de dinero culmine mi recorrido por aquel lugar, busque una salida que me ubicara cerca de una transitada avenida, pues ya había despuntado la luna y  habían muerto las ultimas luces del arcángel solar…, era hora de buscar un aposento decente donde pasar unas horas de sueño y revisar mi botín del día.  Al levantar la mirada me vi importunado por un vehículo frente a mi cuyo conductor se me hizo familiar, el cual hizo apunte de mi memoria y logro ubicarme en el contexto que conectaba nuestras historias, transcurrido este proceso me subí al vehículo y proyectamos rumbo desconocido. En la ruta no pautada, fuimos desbaratando los recuerdos, añoranzas y momentos lejanos, estancados en vividos recuerdos de borrasca y libertad. Así fue como invitaba la memoria a compartir unas copas de vino y a dispersar notas agrias y estridentes desde un reproductor de música que éste tenía en su automóvil, mientras fluían las palabras que recorrían pasajes fuera de lo cotidiano.  Llegamos así a una calle sin salida, y el coche se detuvo frente a un edificio de mediana edad, el cual al verlo me recordó de golpe crudas vivencias, noches intensas, amaneceres reivindicadores y acérrimas peleas, pero era parte de mi historia yo lo sabía muy en mi interior aunque todo esto era solo barro seco.
El conductor me inquirió, que sucede no es este tu destino, yo estoy seguro de que lo es, no porque lo mencionaras sino porque sé que es aquí a donde quieres llegar, busca en tus bolsillos y encontraras un uso para esas llaves que trajiste en tu viaje y que hasta ahora no has debido utilizar. Entonces me dijo hasta aquí te acompaño, nuestras historias son de asfalto y lejanías, de lluvia y de caminos, de noches borrosas y pesares de trayectos recorridos, no me subo al tren del tiempo en tu recuerdo, sigo mi camino en éste mi automóvil que aunque no lo recuerdes, en tu vida pasada me diste. Un abrazo consagro la despedida y quede apenas nadando entre todas estas ideas que surcaban mi cabeza.  Ya viéndome solo y frente a aquella residencia cuyos colores y formas no encajaban pero si expelía un aroma a confianza y melancolía que casi podría decir formaban parte de mí. Tome las llaves que estaban en mi bolsillo, aunque no recordaba haberlas puesto ahí al partir, y así fui avanzando a las barreras impuestas por el hombre que hacían improcedente mi andar hacia lo profundo de este esqueleto de concreto. Sin pensar llegue a ubicarme frente a unas rejas blancas y una enorme y pesada puerta de madera, algo dentro de mi me decía que era allí donde debía entrar, podía verse que alguna vez un cartel grabado con las inscripción que lo identificaba colgaba de la puerta, pero fue arrancado por los signos que se aprecian con tal fuerza y brutalidad como si hubiesen querido borrar todo vestigio de este. Introduje las llaves en la cerradura y esta crujió entre pestillos y engranajes, se habría ante mí el acceso a una parte de mí que creía olvidada,  pero había vuelto a mi quizá solo para saborearla por unas horas.  
Apenas unos pasos dentro me vi enceguecido por la fuerte luz que emanaba desde las grandes ventanas, cuya luz se hacía aun más implacable al reflejarse en enormes espejos que cubrían las paredes enfrentadas a esta, fue notorio que mis ojos ya no soportaban ese candil quemando mis pupilas. Aunque en el exterior era de noche no lograba explicarme este fenómeno pero de igual manera me apresure a cerrar las viejas cortinas cuyo color deslucía abrumado por una inmensa capa de polvo y hollín. Luego se activo violentamente mi olfato, penetraba fuerte el olor a quemado y a basura acumulada, parecía que era lo único que quedaba allí para recibir a sus visitantes, que seguramente no eran frecuentes. Recorrí el lugar y mis zapatos se ennegrecieron pues era claro tanto que el fuego que había consumido toda la estancia había sido provocado como que su intención era destruirlo todo hasta los recuerdos. Llegue así a ubicarme frente a la entrada de una recamara, me adentré en ella y descubrí que era la única que no había sido consumida del todo por la voracidad de aquellas lenguas ardientes. Del suelo recogí un papel que parecía un parte policial, que indicaba algunas facetas del levantamiento del  lugar al momento de presentarse la catástrofe, y aunque parcialmente destruido podía leerse, “años de intolerancia, incomunicación, desinterés e ironía crearon un coctel perfecto altamente volátil que impregnaba todo el lugar, el cual tuvo ignición por una chispa producida probablemente durante una discusión, no hubo víctimas aparentes, es como si tras iniciarse el fuego sus propietarios se hubieran marchado cerrando la puerta tras de sí y dejando consumir por las llamas todo en su interior”. Deje caer el trozo de papel y seguí observando el entorno. Parecía como si solo en esta habitación algo la hubiera protegido de ser destruida por completo, quizá pienso fuertes recuerdos mezclado entre infancia y madurez, entre añoranzas y sueños, pero fuese lo que fuese todavía estaba casi intacta. Me senté al borde de la cama que dentro de esta se hallaba, saque de entre mis nuevas pertenencias el dispositivo de audio portátil que había comprado, la computadora portable también, sacudí y un poco el polvo y las dispuse sobre la cama. Estuve horas allí concentrado buscando melodías que me indicaran cual era mi cercanía a este lugar, cuando supe que estaban allí ya dispuestas, me coloque los audífonos, saque lo que quedaba de la botella de vino que fui ingiriendo sorbo a sorbo compartiendo con aquel conductor, y cerré los ojos para conectarme con mi entorno.
 Debí haberme dormido pues al abrir los ojos lo primero que me tropezó fueron los rayos del sol escurriéndose por la ventana como queriendo atraparme. Desbaraté aquel aparataje de la noche anterior, me cambié de ropas, deje todo ordenado sobre la cama y empecé a registrar cuidadosamente el cuarto en el que estaba. Me topé con unas viejas fotografías de personajes difusos, incongruentes y vagos mensajes llegaron a mí, fecundos recuerdos de una infancia comprometida entre letargos y soberbias, y al fondo del recipiente que en ese momento escrutaba encontré una tarjeta, de obscuros trazos con un nombre grabado en medio y una dirección, supe al instante que al dirigirme a ese punto encontraría otras respuestas a mi vacilante memoria.
Abrumado por la experiencia de la noche anterior, y por los vagos destellos que llegaron a mí, al examinar estas imágenes incorpóreas plasmadas en pergaminos que evocan a la memoria de historias contadas y sueños pesados, me puse en pie, deje aquel lugar y no volví a mirar a atrás, sabía que algo propio para lo cual sentía mucha aprensión había quedado prendado en aquel lugar, pero era más el daño que el posible aliento en mi andar que éste lugar podía brindarme.
De nuevo en la calle, me puse mis gafas de sol, evitando reflejos de luces voraces, y repasando el destino dispuse la marcha, me dije, ésta vez voy a hacer el recorrido a pié, disfrutando mis pasos y admirando el entorno con calmo descanso. Ya de tantos avatares que se agolpaban en mi mente calló la tarde pero en sus primeras horas aun copadas de luz y con los rayos del astro incandescente, que esa tarde en particular como pocos quizá hemos vivido se codeaba con la luna brillando en el horizonte aupando la llegada del obscurantismo que corpórea crea el espectro de la amarga noche.  Camine sin detenerme durante horas, apreciando todo el espectro y la gama que me circundaba, al llegar casi al punto de sentirme perdido allí estaba frente a mí la entrada a un camino rocoso y bifurcado, complejo y ensombrecido que según recordaba sin aparente certeza me llevaría a otro destino conocido. Me paré frente al capitel que adornaba aquella recargada entrada, grabe aquella imagen en mi libro de recuerdos y avance. CONTINUARA…! (PARTE 2).

domingo, 6 de marzo de 2011


Te sientes observado, algo susurra a tu oído y te acecha por las noches escondiéndose en tus rincones y se agazapa detrás de tus pupilas, sientes una aspereza en la garganta, percibes su existencia pero no te explicas su presencia, no puedes tocarle ni puedes hablarle, nada puedes hacer por sostener una relación sencilla directa con ésta, pero allí está siguiéndote a cada paso y apegado a tu sombra, aspira de tu aire y te hace sentir que algo ocurrirá en cualquier momento que descifre su existencia y te deje analizarle, pero seguirá eterno el misterio y sólo en sueños podrás ver su rostro difuso e inconstante, esa que te persigue y te hace humano es LA CONCIENCIA.