viernes, 6 de diciembre de 2013


AUSENTE Y AISLADO VIVE SONRIENTE EN EL FONDO DEL POZO DE SUS PROPIOS TESOROS. BY JORGE SORS26. 07.012.013

Sumido en el profundo abismo de mi propia existencia contemplo el horizonte inerte donde yace un sol impío a mis sórdidas mañanas grises de pectinas dilucidaciones entre el mestizaje de podridas ideas que retumban en la razón del consciente y se hacen hoja al viento en mentes retraídas a la razón, que desperdigan miseria en las placidas horas de luz que se duermen al susurro de los demonios que anuncian la llegada de un final anticipado, ya destinado a la sombras y al desgastante sueño.
En horas miserables se funde la existencia misma de un alma que nunca existió, de un pensamiento que jamás nació, habita aquí un ser de otra época, de otro destino que se forjo y ahora trata de calcarse en un presente impropio de sí mismo y carente de sentido ante tanta blasfemia repetitiva de masas doblegadas , inmunes al grito del despertar al conocimiento, donde subyace la pena y el cansancio, donde trompetas anuncian la llegada del fin del ser pensante, y el apocalipsis no es otro que el fin de la razón.
Se muestran los parpados caídos y las ojeras relucientes del plomo de años de ausencia de sí mismos, se manipulan las mentes condicionando su accionar, se nos exhorta a no actuar, y similares a tumbas de piel vamos apilándonos en grandes números regulando nuestras costumbres y perpetuando el legado de aquellos que son el mismo monstruo eterno, ese que ha vivido siempre, ha sido  este mil rostros y  mil voces que siguen latente en cada horario televisivo o radial, en cada propaganda que contamina nuestro albedrío, y que llena de excrementos los cimientos de una argamasa ya vencida y horadada por el embate de eras de oscura falsedad y banales principios de aparente rectitud y dócil servilismo.
Ha muerto el grito con el autor de los ensayos de luz, se aparta del sendero al que porta la sangre real de mártires del destierro en alejadas tierras de inexistente convivencia, se aísla a sí mismo la mente poderosa, el que lo cuestiona todo ahora mora en las profundidades del pozo que a cavado a su propio paso, y desde las profundidades de su vida misma ya no encuentra sentido al devenir del tiempo que ha muerto al paso de la moneda de cambio, al discurso del momento, y al estado paternal que ha impuesto su rigor ante la decadencia de una sociedad autómata.
Dominaran el destino de algunas aguas de río sedientas de caudal, pero jamás serán olas de un mar embravecido.  


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