martes, 21 de enero de 2014



El hombre pasa su vida en meticulosos cálculos según sea el exponencial de sus conocimientos, se mide la inmensidad del universo, la cantidad de agua potable, el avance del cambio climático, las reservas de combustible fósil, cuánto durará el salario de este mes, cuando podré comprar esto o aquello y que gasto supone a corto y largo plazo esto, etc. Pero poco se dedica a medir cuanto tiempo desperdiciado hay en ello tratando de justificarlo y cuantificarlo todo, incluso el sentido de la vida misma busca encasillarlo en estos parámetros, y es en todo ello que justamente lo más importante se va buscando cuantificarle y calificarle, es el tiempo mismo que nos lleva inevitablemente a la extinción de nuestra existencia, habiéndola hecho vacía y ausente de momentos plenos de dicha, esos que irradian sonrisas y luz, en los cuales quedamos absortos cuando disfrutamos a fondo de ellos. JS26

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